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Viajar a Camerún: una aventura emocionante

Un país de contrastes, el tesoro de Camerún es, sin duda, sus paisajes. De norte a sur, y de este a oeste, cuenta con magníficos espacios que dejan sin aliento y una riqueza cultural increíble. Además, los cameruneses son en general muy amables y acogedores y, a pesar de no hacerlo siempre desinteresadamente, no dudarán en ayudarle y mostrarle su bello país.

Aunque ir a Camerún suponga, aún hoy, una aventura, no podemos ignorar que se han hecho grandes esfuerzos para cambiar el potencial turístico del país mejorando sus infraestructuras y ofertas para recibir a los viajeros de la mejor manera posible, incluso a aquellos que decidan ir por libre.

Cómo viajar a Camerún: un país cada vez más abierto

Todos los esfuerzos de modernización han permitido mejorar considerablemente la acogida de los viajeros, y, aunque todavía queda mucho por hacer en el ámbito del transporte, la seguridad y la corrupción, ya no se tiene que renunciar a un cierto bienestar y confort para ir a la aventura en la mayor parte del país.

La apertura de la embajada camerunesa en Madrid ha facilitado el proceso de obtención del  visado, obligatorio para poder entrar en el país. Para ello hay que presentar los documentos detallados en su web, ya sea en persona o por correo. Entre los requisitos, se necesita el certificado internacional de vacunación para la fiebre amarilla, al que ahora se le suma, temporalmente, un resultado negativo de la prueba COVID-19 o la prueba de vacunación de esta.

La mejor manera de llegar desde España es en avión, con escala en Casablanca o Estambul, hasta uno de los principales aeropuertos de Camerún: el de Duala o el de Yaundé. El precio variará según la antelación de compra, la compañía y, sobre todo, la temporada.

Qué ver en Camerún: paisajes de matices

El país goza de increíbles monumentos naturales que seducen a todo aquel que los ve. El imponente monte Camerún, con una altura de 4100 m; las cascadas de Ekom Nkam, en época de lluvias; los numerosos lagos de cráteres de los montes de Manenguba o Bamboutos; los paisajes lunares del extremo norte, llenos de impresionantes picos rocosos; las selvas vírgenes de la costa y del sur, las grandes playas desiertas del golfo de Guinea o las verdes colinas del oeste.

Valle cultivado y reserva de agua en el paso de Koza. © Petit Futé.
Valle cultivado y reserva de agua en el paso de Koza. © Petit Futé.

Camerún cuenta con 26 parques nacionales y casi 50000 km2 de áreas protegidas. Entre ellos, destacan:

  • el famoso Parque Nacional de Waza, con una buena parte de sabana africana en el Extremo Norte del país;
  • el parque de Benue, marcado por el río homónimo;
  • el Parque Nacional de Boubandjida, en el norte, hogar de antílopes y el casi extinto licaón;
  • el Parque Nacional de Korup, una gran extensión de bosque primario en el suroeste,
  • y el Parque Nacional de Lobeke, parte del Sitio trinacional de Sangha, en el sur, que comparte con la República del Congo y la República Centroafricana.

En cuanto a la fauna y la flora, también son de una variedad extraordinaria: podrá observar, entre otros, elefantes, jirafas, leones, hipopótamos, búfalos, gacelas, antílopes, cocodrilos, una gran variedad de monos, cobos, damaliscos, elands de Derby, pitones, varanos, avestruces y miles de especies de aves.

Por qué viajar a Camerún: una cultura polifacética

Pero Camerún no termina en sus paisajes: con sus 250 etnias, posee una riqueza cultural excepcional y auténtica. Este es el hogar de los fulani, los pigmeos, los bantúes, los bamileke y los bamum, así como los tikar o los árabes choa, todos ellos con tradiciones culinarias, vestimenta, artesanía, música, religión, hábitat y costumbres propias, y, a menudo, hasta dialectos propios.

Tradición, folclore y danza en Camerún

Así pues, los campamentos pigmeos no tienen nada que ver con las cabañas de barro de los musgum, que a su vez difieren de las chozas bamileke; y las chefferies del noroeste son muy distintas del lamidato del rey Bouba o de Pouss, la chefferie de Oudjilla o el sultanato bamum de Foumban.

La música y la danza también varían de una región a otra, al igual que las ceremonias tradicionales (funerales en el oeste, el gran festival de nguon en Foumban, el ngondo en Duala, el achum en Bafut, etc.).

En cuanto a la artesanía camerunesa (tejidos, escultura, cestería, curtiduría, alfarería, forja…), basta con acercarse a los mercados y cooperativas locales para descubrir su gran variedad. En resumen, el viajero curioso deberá acercarse a ver el trabajo de los artesanos en Djingliya, asistir a los encantamientos del hechicero del cangrejo cerca de Rhumsiki, o la fantasía de Garua, y admirar las canciones y bailes con trajes tradicionales del festival de los nguon en Foumban; además de pasear por los coloridos y animados mercados de Mora, Mokolo y Marua para conocer a los curanderos tradicionales y, por qué no, para animar a los Leones indomables en el estadio Ahmadou Ahidjo de Yaundé. Sin duda, le proporcionarán unos recuerdos inolvidables de su viaje a Camerún.

Flora y fauna

Aunque la fauna en Camerún no es tan rica y variada como en África oriental o austral, aquí pueden observarse la mayoría de los grandes animales de la sabana y de los bosques tropicales: leones, guepardos, elefantes, jirafas, hipopótamos, antílopes, gacelas, pangolines, facóqueros, alcéfalos o búbalos, manatíes, así como numerosas especies de monos (incluidos algunos gorilas en el santuario de Mengeme, en el sureste del país), reptiles (tortugas, cocodrilos, serpientes), aves, peces e insectos. Camerún presenta una gran diversidad de aves tropicales. En efecto, se pueden avistar más de novecientas especies, lo que sin duda satisfará a todos los ornitólogos, ya sean profesionales o aficionados.

Hipopótamo en la orilla del río Bénoué. © Sébastien Cailloux.
Hipopótamo en la orilla del río Bénoué. © Sébastien Cailleux.

La diversidad de relieves y climas tiene obviamente un impacto directo en la flora, ya que en Camerún se encuentran tanto bosques tropicales densos como abiertos, así como sabanas o estepas.

El sur está dominado por la selva ecuatorial, que actualmente representa alrededor de un tercio de la superficie total del país, a pesar de la explotación a veces salvaje, especialmente en el suroeste, más densamente poblado. Esta vasta zona de bosque está bordeada, al oeste, a orillas del océano Atlántico, por manglares, la vegetación que prolifera en las zonas pantanosas. Si nos dirigimos hacia el norte, que va cambiando gradualmente a un clima tropical, el bosque da paso a la sabana arbolada, al menos en torno a los valles de los principales ríos, donde la abundancia de agua permite su subsistencia. En las mesetas del macizo de Adamaua, que gozan de un clima más templado, se alternan paisajes de bosques y sabanas herbáceas propicias para el pastoreo. En el extremo norte, una región con un clima tropical seco, de tipo saheliano, los paisajes son semidesérticos.

Cuándo viajar a Camerún: una naturaleza de contrastes a lo largo de las estaciones

Pescador de Kribi. © Sebastien Cailleux.
Pescador de Kribi.

Camerún tiene un clima muy variado, desde tropical, húmedo o seco (saheliano), hasta ecuatorial. Durante buena parte del año disfruta de un sol fuerte y temperaturas altas, de 25 a 30°C de media (o incluso muy altas, sobre todo en el Extremo Norte). De junio a octubre, la estación de lluvias trae precipitaciones muy intensas y casi diarias y temperaturas más suaves, una media de 18 a 27°C , dependiendo de la región. Lo mejor es evitar los meses más calurosos, de marzo a mayo; en general, los más agradables para viajar son diciembre, enero y febrero.

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